El bar “El Pastelero” se encuentra en crisis. El cantinero de siempre, Rolando, junto con Nathalia, hija del fallecido fundador del local,
incluso ya se debaten entre darle o no punto y final a ese sueño de bohemia creado por el señor Aldo en 1983. Más de treinta años después, las cosas no son las mismas, y ellos, como buena parte de los ciudadanos, se sienten ahogados por la situación económica que ha caracterizado a 2015. Con todo, una cosa no ha cambiado para este equipo de soñadores: su condición de fanáticos de la banda venezolana Guaco, con la respectiva facultad de identificarse en cada una de sus canciones.
Con esta historia transcurre Vivo. El musical, una producción que rinde homenaje a la agrupación Guaco y que, cual espejo retrovisor, plantea un recorrido por distintos momentos históricos del país desde la creación del bar hasta la actualidad. El guión fue elaborado por el escritor Eduardo Sánchez Rugeles y la obra contará con la dirección de Oscar Gil, la producción de Carlos Enrique Rivas y los arreglos musicales de José Alfonso Quiñones.
Mientras Cayito Aponte y Rolando Padilla son, respectivamente, los encargados de interpretar a Aldo y a Antonio, el papel de Nathalia es llevado a las tablas por la actriz y cantante Mariaca Semprún. Para ella, esta obra que será presentada en el Centro Cultural Chacao desde el 21 hasta el 30 de agosto, “es un recorrido con mucho de experiencia multimedia por la vida de tres personajes que se enfrentan a las condiciones de cada época y que utilizan a Guaco como un cable a tierra”. A su juicio, “la historia de estos personajes se parece mucho a lo que estamos viviendo como país”.
- ¿Es responsabilidad del teatro tratar conflictos sociales sobre las tablas?
- Yo no lo llamo responsabilidad sino necesidad. En este momento hay una necesidad del gremio artístico de hablar sobre el país y mucha gente ya está quemando las naves. Es un drama que nos ocupa por primera vez y qué mejor forma de hablarlo que desde el arte.
- El público también está demandando espacios de reencuentro y reconexión con lo que somos los venezolanos. Encerrarse en un teatro para pasar dos horas desconectados de esta realidad tan fuerte pero reflexionando sobre nuestros problemas a través del arte definitivamente es sano. Los artistas somos necesarios porque estamos regalando un ratico de paz.
-¿Hasta qué punto la música de Guaco favorece esa necesaria reconciliación de la que habla?
- Decir Guaco casi es decir Simón Díaz o Gualberto (Ibarreto), o sea, raíz, venezolaneidad, hay un vínculo emocional con el país que te da su música. Cantar Sentimiento nacional te mueve la fibra, te hace recordar qué eres o quiénes somos. Además, la música de Guaco es un tributo y una perfecta excusa para hablar del problema que nos ocupa: La banda nació hace 40 años y a pesar de las crisis del país se mantiene más vigente que nunca, así que la metáfora Guaco-país funcionaría muy bien para cualquier venezolano que todavía esté aquí y que quiera seguir aquí.
-¿Usted, como su personaje, también está pensando en abandonar el barco?
-Sí es una posibilidad. Creo que está en la cabeza de todo el mundo ahorita porque la situación es insostenible, pero yo estoy viviendo del aquí y el ahora: estoy haciendo conciertos maravillosos y proyectos como este, que son mi freno para irme de acá.
-El personaje tiene muchas cosas en común conmigo a través del conflicto personal que ella vive, aunque no estoy segura de que la resolución de Nathalia sea la misma que yo vaya tomar.
-Cómo ha sido para usted este reencuentro con el teatro musical?
-Podría decir que esta es mi área favorita, que el teatro es mi área de verdad. Sobre todo el musical, porque combina las dos disciplinas que yo ejerzo. Entonces, le pongo mucho corazón, mucho empeño, para que todo salga perfecto.
- ¿Lo compararía con su recordada actuación en La novicia rebelde?
- No es una súper producción como esa, que tuvo más de 100 personajes, pero cuenta con coreografías, músicos, cantantes en vivo… lo más importante es que la historia me involucra como persona y estoy segura de que muchos venezolanos también se van a identificar.
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